La gran celebración eclesiástica por San Juan Pablo II
La Plaza de la Libertad de Bata, el mismo lugar donde el santo pontífice ofició una misa durante su estancia en nuestro País, ha sido el escenario de una multitudinaria ceremonia religiosa oficiada por el Obispo de Bata. La pareja presidencial ha asistido a ella, y S. E. Obiang Nguema Mbasogo ha manifestado que "la trasformación de Guinea Ecuatorial puede catalogarse como un milagro de entre los tantos que conforman la obra del Santo Padre en vida y después de su muerte", al recordar con emoción la visita del nuevo papa canonizado.
Monseñor Juan Matogo Oyana, Obispo de Bata, acompañado por Monseñor Juan Nsue Edjang, Obispo de Ebebiyin, ofició la gran misa conmemorativa del viaje de San Juan Pablo II a Guinea Ecuatorial en febrero de 1982, a la que han asistido el Presidente de la República, S. E. Obiang Nguema Mbasogo, junto con la Primera Dama del País, Constancia Mangue de Obiang; el Vicepresidente Primero, Ignacio Milam Tang; el Vicepresidente Segundo, Obiang Nguema Mangue; el Secretario General del PDGE, Jerónimo Osa Osa Ecoro; la Presidenta del Senado, Teresa Efua Asangono; así como otras altas personalidades de la Nación y cientos de fieles, no sólo de la ciudad, sino de otras muchas localidades de la Región Continental, que se desplazaron especialmente para asistir a tan importante ocasión. En el servicio se ha recordado a San Juan XXIII, que fue también canonizado recientemente en Roma.
Monseñor Matogo Oyana, en sus palabras a los fieles ha recordado la importancia de la visita del Papa Juan Pablo II y su histórica misa oficiada el día 18 de febrero: "¡Quién podrá olvidar ese día en que Guinea Ecuatorial fue objeto de atención del Santo Padre!", exclamó al referirse a los cientos de creyentes que llegaron caminando desde más de 70 km de distancia, con el único fin de escuchar y ver a San Juan Pablo II. "Creemos que ese día el Santo Padre no sólo se llevó el polvo de la tierra de Guinea Ecuatorial pegada en sus pies, sino que también se llevó en su corazón a esa gente sencilla que se sacrificó para llegar hasta Bata; que se llevó en su recuerdo el esfuerzo de este pueblo creyente; que se llevó en su programa la creación de una nueva provincia eclesiástica, y empezó a ejecutarla", añadió el obispo.
Durante la celebración también se inauguró un monolito que presidirá a partir de ahora la Plaza de la Libertad, para recordar esta visita insigne. En el momento de su inauguración, el Presidente Obiang se dirigió a los obispos y a los asistentes para rememorar la trascendental obra de San Juan Pablo II y de San Juan XXIII, y el Primer Viaje Pastoral que el Papa realizó en febrero de 1982 a Guinea Ecuatorial, desafiando todas las dificultades y obstáculos que caracterizaban aquella época del país: "El entonces Gobierno del Consejo Militar tuvo conocimiento del programa de la Visita Pastoral del Papa a África, que coincidía con los momentos trágicos y de incertidumbre por la crisis social, económica, cultural y religiosa de nuestro País. Sin embargo, a pesar de que Guinea Ecuatorial no estaba incluida en el viaje, tuvimos la intuición de formular a Su Santidad una invitación para, aunque fuera, realizar una escala, y que pudiera pisar nuestra tierra y orar por el Pueblo de Guinea Ecuatorial, que seguía sufriendo las calamidades del periodo dictatorial. Milagrosamente, el Santo Padre aceptó nuestra demanda y el protocolo de El Vaticano incluyó a Guinea Ecuatorial en el programa de su visita".
El Jefe de Estado también mencionó que, para sorpresa de todos, la visita efectuada no fue sólo de una hora, sino de un día entero: "A las diez horas del 18 de febrero, el Papa aterrizó en Malabo, y pisó y besó tierra de Guinea Ecuatorial. Después de Malabo el Santo Padre se trasladó a la ciudad de Bata, y en esta misma plaza celebró una santa misa en la que participó la población de todo el País. En su homilía, el Papa trasmitió Paz y Tranquilidad para el Pueblo de Guinea Ecuatorial".
-"La visita del Santo Padre puede ser clasificada como un milagro encargado de Dios para revelar al Pueblo de Guinea Ecuatorial, ignorado y olvidado entonces, que pasaría a convertirse en una de las naciones más pacíficas y prósperas del planeta" -manifestó el Presidente, quien recordó igualmente que San Juan Pablo II vio la necesidad de aumentar una diócesis en el país, con lo que se inició la creación de la nueva en Ebebiyin. "La trasformación de Guinea Ecuatorial puede catalogarse como un milagro de entre los tantos que conforman la obra del Santo Padre en vida, y después de su muerte", declaró también al referirse a lo mucho que ha crecido y se ha desarrollado el país después del paso del pontífice.
El discurso del Presidente finalizó tras pedir a los asistentes que siempre se mantenga la fe y prevalezca la paz que nos legó San Juan Pablo II.
El coro de la Catedral de Bata amenizó con sus cantos litúrgicos la emotiva ceremonia.
Texto y fotos: Inés Ortega.
Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial.
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