El sábado 16 de noviembre del 2013 pasará a la historia del deporte nacional como el día en el que el Nzalang plantó cara a toda una campeona del mundo: España. La afición llevó en volandas a un equipo que demostró que la “furia” ha dejado de ser patrimonio de la selección española.

Una de las características que durante años significó a la selección española era la “furia”. Esa fuerza, coraje, intensidad que ponían los jugadores, para superar a selecciones más dotadas técnicamente. Ahora España tiene una calidad técnica envidiable con jugadores como Iniesta, Xavi Hernández, Mata y Xabi Alonso. El sábado el Nzalang Nacional demostró que es digno heredero de esa “furia”, que le puede llevar a conseguir metas importantes.

De momento, ya ha logrado el primer objetivo: hacer disfrutar a la afición, que todo el mundo se sintiera orgulloso de ser ecuatoguineano y de luchar de tú a tú con la actual campeona del mundo.

Las gradas fueron un clamor todo el partido y aunque la admiración por Iniesta, Ramos, Busquets o Villa es máxima entre los seguidores de Guinea Ecuatorial, todos albergaban la esperanza de que el equipo no saliera goleado y pudiera meter algún tanto a La Roja. El resultado fue mucho mejor del esperado: en el minuto 35, empate a un gol, y al final del encuentro un ajustado 2-1 que colmaba todas las aspiraciones.

Aunque en el terreno de juego la intensidad fue máxima, la cordialidad reinó en todo momento y, tanto las aficiones de los dos equipos -muchos de los trabajadores y empresarios que están en el país asistieron al encuentro-, como los responsables de la Federación Española de Fútbol y los periodistas de la península que vinieron a cubrir el partido, pudieron disfrutar de la hospitalidad ecuatoguineana y salieron del país agradeciendo el trato que en todo momento se les había dispensado.

Texto y fotos: Javier Hernández.
Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial.

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